Aunque no todos los aditivos son nocivos para el organismo, siempre es importante optar por una opción de alimentación más natural
Cuando hablamos de aditivos en los alimentos, muchas veces pensamos en sustancias dañinas, pero ¿sabías que no todos los aditivos son malos para ti? De hecho, algunos son completamente naturales y seguros.
Los alimentos son una parte esencial de nuestra vida diaria. No solo nos nutren, sino que también determinan nuestros horarios, reflejan nuestras costumbres y nos permiten interactuar con otros. La industria alimentaria trabaja constantemente para ofrecernos productos mejores y más seguros. Producir alimentos a nivel industrial implica muchos procesos, desde mezclar y transformar materias primas hasta empaquetar y distribuir, asegurando que los productos tengan una vida útil adecuada. Aquí es donde entran en juego los aditivos.
Los aditivos ayudan a mejorar el color, la textura, el sabor y la conservación de los alimentos, entre otras cosas. En resumen, cada aditivo tiene un propósito específico. La lista de aditivos es extensa, y su clasificación se basa en su función tecnológica. Una sola sustancia puede tener múltiples funciones dependiendo del alimento al que se agregue.
Protección al consumidor
Para proteger a los consumidores, los gobiernos han creado listas de aditivos permitidos, asignándoles códigos y funciones específicas. En algunos productos, como los alimentos para bebés o personas con condiciones de salud específicas, el uso de ciertos aditivos está prohibido o limitado. Esto se debe a que estos grupos son especialmente susceptibles a los efectos negativos de algunos aditivos.
El Codex Alimentarius, un conjunto de normas alimentarias de la FAO, estableció la Norma General para los Aditivos Alimentarios (Codex Stan 192 – 1995). Esta lista, adoptada por muchos países, regula qué aditivos pueden usarse y en qué cantidades, para garantizar que su consumo sea seguro. En el mismo documento, se especifican las dosis máximas permitidas para que los aditivos no representen un riesgo para la salud del consumidor.
Es importante destacar que, aunque algunos aditivos son perjudiciales, pero muchos otros son naturales y no representan ningún riesgo para la salud. Por ejemplo, ciertos conservantes naturales pueden alargar la vida útil de los alimentos sin afectar negativamente al organismo. La clave está en la moderación y en la elección informada de los productos que consumimos.
La Decisión del Consumidor
Optar por una alimentación más natural y evitar los productos con muchos aditivos cuando sea posible es una buena práctica. No se trata de privarse, sino de ser conscientes de lo que consumimos. La industria alimentaria está obligada a declarar los ingredientes en las etiquetas, así que tomarse un momento para leerlas y elegir con cuidado puede marcar una gran diferencia en nuestra salud.
Además, entender la función de los aditivos puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas. Por ejemplo, los colorantes se utilizan para mejorar el aspecto visual de los alimentos, algunos colorantes son naturales pero la mayoría de los colorantes que se emplean en la industria son artificiales y muy nocivos para la salud, como la tartrazina que aporta un tono amarillo o anaranjado al alimento, este colorante puede ocasionar alergias por hipersensibilidad y a largo plazo puede ser cancerígeno. Los emulsionantes ayudan a mantener mezclas estables de ingredientes que normalmente no se mezclarían, como el agua y el aceite. Muchos emulsionantes son de origen natural, algunas proteínas pueden actuar como emulsificantes y a la vez cumplir la función como nutriente en el organismo.
Conclusión
Al final del día, el consumidor tiene el poder de decidir qué tipo de alimentos consumir. Elegir productos con menos aditivos y más naturales no solo es mejor para nuestra salud, sino que también puede fomentar prácticas más sostenibles en la industria alimentaria.
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